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| © Paula InBlue |
Cómo un oso que hubiese hibernado comenzaba a salir al exterior. Con la diferencia, que lo hacía durante los meses de verano. El verano le traía recuerdos nostálgicos, de aquellos veranos en el pueblo; con su gente, su familia, sus amigos. Cuando nada importaba y las tardes y las noches no estaban planificadas. Cuando no había una agenda que controlase las horas de la semana, ni citas, ni trabajo, ni responsabilidades. Sólo el dejarse llevar, la inocencia y la absoluta felicidad.
Lo echaba de menos, demasiado. Quizá algún día, se decía cada año mientras veía como el trabajo inestable consumía día tras día otro verano que deseaba se esfumase. Por fin había pasado la mitad de septiembre y el verano desaparecía de su vista, lentamente, como un pescador paciente en su pequeña barca.
Continuará
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