La ciudad de Londres duerme, y la noche
se hace dueña y guardiana de nuestras almas; acunadas en sus largos brazos de
oscuridad. Es entonces cuando se siente reina y sonríe hacía aquellos rincones donde
las lámparas de gas no alcanzan alumbrar, sabedora de que allí moran las más
extrañas y siniestras criaturas que ella acogerá y protegerá, pues son sus
hijos, moradores de la noche. Sin embargo, no es esto lo más fascinante de las
horas sombrías y es que, ante todo, la noche es guardiana de los más lóbregos
secretos y las más elevadas traiciones.
Fragmento de #ProyectoNovela
Cecile y compañía.




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