Lo conocí en el añorado desierto,
mostrándome los densos valles que gobierna,
Y regalándome, como la arena que cae de mi mano, su volatil esencia.
Me embriagó en el rocío lleno de agua,
con un amanecer de gotas que trasportaba para mojarme.
Caricias en las que fui amante
del abrazo de la brisa, esa, la misma,
que trata de deshojar la seca rosa del desierto
buscando un intenso aroma que sabe a esencia de sal.
Me embriagó y ahora lo anhelo,
me confieso ser amante del viento, de su rabia,
de la furia con que me achanta.
Me confieso dejarlo navegar como suave brisa por mi cuerpo,
y es ese navegar, su capacidaz de hacerme virar, por lo que yo confieso:
que me dejaré ir sin pensar, pues es esto y no otra cosa, lo que mis pasos han de buscar.
Lance Segundo: Al Viento.
Encargo para uno de sus jinetes.Por Anney Gallaway
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